Se entiende que una oficina, despacho o cualquier espacio de trabajo debería ser un lugar saludable para trabajar. Pero en algunas ocasiones los trabajadores pueden experimentar irritación de los ojos, sequedad de la garganta, fatiga, dolor de cabeza, mareos, tos, alergias o malestar estomacal al regresar de vacaciones y reincorporase al trabajo.

Esta situación es la que se conoce bajo el nombre de edificio enfermo y se debe a la mala calidad el aire acondicionado. Pero, ¿qué es esta enfermedad? En primer lugar, debemos aclarar que no es una patología única, sino un conjunto de patologías reconocidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982, que se producen cuando la acumulación de microorganismos y otros contaminantes en los sistemas de ventilación y aire acondicionado afectan la calidad del aire en espacios cerrados.

La OMS lo define de la siguiente manera: “fenómeno que se presenta en ciertos espacios interiores no industriales y que produce, en al menos un 20% de sus ocupantes, un conjunto de síntomas tales como sequedad e irritación de mucosas, dolor de cabeza, fatiga mental e hipersensibilidad inespecíficas, sin que sus causas estén perfectamente definidas”.

Además de lógicamente afectar al trabajador, este síndrome también afecta a la empresa con consecuencias como el aumento de absentismo laboral, daños a la imagen corporativa y repercusiones legales, por lo que garantizar la buena calidad del aire debe ser fundamental para cualquier compañía.

La propia legislación española establece que es obligatorio realizar por lo menos una inspección al año de la calidad del aire en espacios que cuenten con una potencia térmica útil superior a los 70 Kw. Esto incluye centros comerciales, hoteles, restaurantes, centros hospitalarios y escuelas, entre otros.

La inspección, prevista por la ley, implica por un lado una revisión de la red de conductos de los sistemas de ventilación, y por el otro una revisión de la calidad ambiental, que incluye tomar en cuenta factores como el sistema de climatización, la temperatura y humedad relativa, la presencia de hongos y bacterias en suspensión, entre otros.

En Kindling contamos con un gran equipo experto en esta materia, avalado por los 40 años de experiencia que tenemos en el sector de la sanidad medioambiental. Cuéntanos tu caso y nos encargaremos de ayudarte.