La calidad del aire interior se considera afectada cuando no se cumplen los niveles de contaminación recomendados por las autoridades sanitarias. Se trata de un problema muy poco conocido, pero muy importante ya que en ocasiones puede llegar a afectar más que la contaminación ambiental. Por poner solo un ejemplo, la contaminación del aire interior en una oficina puede ser 10 veces más alta que la contaminación del aire exterior en esa misma calle. 

 

La contaminación del aire interior es importante porque afecta a nuestra salud. Puede ser la causa de algunas alergias y enfermedades respiratorias crónicas como por ejemplo el asma, la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar, bronquiectasias. También puede afectar a nuestra salud mental, así como a la  capacidad de concentración y de aprendizaje. 

 

La calidad del aire interior se evalúa mediante una serie de parámetros que se relacionan con los distintos agentes de contaminación. En función de los valores de estos parámetros se puede hablar de buena, regular y mala calidad del aire interior. Los principales parámetros que se evalúan son los siguientes: la concentración del oxígeno en el aire, la concentración del dióxido de carbono en el aire,  la temperatura y la humedad relativa. 

 

¿Qué está al alcance de nuestra mano para garantizar la calidad del aire interior de nuestra casa o de nuestra oficina? 

-Si algo aprendimos del COVID es la importancia de ventilar y de airear bien la casa o la oficina al menos una vez al día.

-No fumar, por el bien de nuestros pulmones, de nuestra piel, de nuestra salud… Pero también por el bien de la calidad del aire. 

-No utilizar productos de limpieza o pinturas con sustancias químicas en el interior de la casa. Y si se utilizan, hacerlo con mascarilla y asegurarse de ventilar bien en todo momento la estancia.